... ¡que viva Karl Marx!
Como se puso del lado de los débiles, merece honor. [...] reunidor de hombres de diversos pueblos, y organizador incansable y pujante. [...] La multitud, que es de bravos braceros, cuya vista enternece y conforta, enseña más músculos que alhajas, y más caras honradas que paños sedosos. El trabajo embellece. Remoza ver a un labriego, a un herrador, o a un marinero. De manejar las fuerzas de la naturaleza, les viene ser hermosos como ellas.
José Martí, en Karl Marx, La Nación, Bs As, mayo de 1883
El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Federico Engels, en Discurso en cementerio de Highgate, Londres, marzo de 1883
José Martí, en Karl Marx, La Nación, Bs As, mayo de 1883
El 14 de marzo, a las tres menos cuarto de la tarde, dejó de pensar el más grande pensador de nuestros días. Apenas le dejamos dos minutos solo, y cuando volvimos, le encontramos dormido suavemente en su sillón, pero para siempre.
Federico Engels, en Discurso en cementerio de Highgate, Londres, marzo de 1883
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