y Guerrillahuerta!
Zapallos, porotos, plantines y software libre
En la ciudad de Buenos Aires, desarrollan un espacio abierto y colaborativo de construcción de huertas y amplían la circulación de este saber en la Web mediante el uso de software libre.
Cobertura: RadiomundorealFm
Aquí encontrarás más información sobre Articultores
Y en la web del GRR podés descargar el libro La Revolución de un Rastrojo, de Masanobu Fukuoka, y conocer a Panos Manikis, su divulgador.
Articultores es el nombre del proyecto que tiene como epicentro al barrio porteño de San Telmo y que está extendiéndose hacia el Gran Buenos Aires. Conformando grupos de trabajo, sus integrantes facilitan la búsqueda de los recursos necesarios para el activismo: abono orgánico, plantines y espacios públicos y privados donde nacerán los nuevos huertos urbanos.
Las actividades más importantes de los articultores son la «guerrilla huerta», al aire libre los días miércoles, y los «talleres de huerta y software libre», los sábados, en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA).
En los baldíos abandonados, los sitios más inaccesibles, los activistas lanzan «bombas de semillas», una técnica creada por Masanobu Fukuoka que consiste en una bola formada con una mezcla de barro, arcilla y variadas semillas.
«La idea es que la ciudad se reforeste y se foreste con algo que se pueda comer; [...] uno planta, come el alimento y las semillas hacen posible que den fruto nuevamente las plantas», explicó Ernesto Bazzano, a cargo de la coordinación del taller de software libre del proyecto.
Los participantes realizan una recorrida por la ciudad y luego acuerdan un punto de encuentro para la semana siguiente. Algunos vecinos se acercan y sugieren espacios, calles y canteros para su intervención con plantines aromáticos nativos y frutales.
«En los lugares más accesibles lo que hacemos es pedirle permiso a los vecinos [...] para ir a intervenirlos directamente con una huerta, plantando y separando bien las diferentes especies para que sean compatibles entre sí», detalló Bazzano.
Luego, llega el turno de los vecinos del barrio, quienes deberán dar los cuidados necesarios para que el huerto tenga un buen futuro.
Bazzano afirmó que así como eligen qué comer, también optan por utilizar en sus computadoras software libre. «Uno puede averiguar cómo se hizo, participar [...] y además fomentar la libertad, que es algo que hace el poder plantar las cosas que uno quiere y comer lo que uno quiere».
«A veces el mercado te sube mucho el precio de un alimento o hacen especulaciones, que se parece bastante a las especulaciones del software», agregó.
Las actividades más importantes de los articultores son la «guerrilla huerta», al aire libre los días miércoles, y los «talleres de huerta y software libre», los sábados, en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA).
En los baldíos abandonados, los sitios más inaccesibles, los activistas lanzan «bombas de semillas», una técnica creada por Masanobu Fukuoka que consiste en una bola formada con una mezcla de barro, arcilla y variadas semillas.
«La idea es que la ciudad se reforeste y se foreste con algo que se pueda comer; [...] uno planta, come el alimento y las semillas hacen posible que den fruto nuevamente las plantas», explicó Ernesto Bazzano, a cargo de la coordinación del taller de software libre del proyecto.
Los participantes realizan una recorrida por la ciudad y luego acuerdan un punto de encuentro para la semana siguiente. Algunos vecinos se acercan y sugieren espacios, calles y canteros para su intervención con plantines aromáticos nativos y frutales.
«En los lugares más accesibles lo que hacemos es pedirle permiso a los vecinos [...] para ir a intervenirlos directamente con una huerta, plantando y separando bien las diferentes especies para que sean compatibles entre sí», detalló Bazzano.
Luego, llega el turno de los vecinos del barrio, quienes deberán dar los cuidados necesarios para que el huerto tenga un buen futuro.
Bazzano afirmó que así como eligen qué comer, también optan por utilizar en sus computadoras software libre. «Uno puede averiguar cómo se hizo, participar [...] y además fomentar la libertad, que es algo que hace el poder plantar las cosas que uno quiere y comer lo que uno quiere».
«A veces el mercado te sube mucho el precio de un alimento o hacen especulaciones, que se parece bastante a las especulaciones del software», agregó.
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