Cuento una pequeña anécdota que me ocurrió: yo no fui al 8N, no me sentí identificada con la convocatoria, por diferentes motivos que no expondré aquí, pero uno de ellos es que un sector -desde una página en internet- convocaba a participar a las fuerzas de seguridad y militares. La pequeña anécdota es que en el Féisbu un simpatizante kirchnerista promovía que
los K son la reserva moral de la nación. Le comenté que una afirmación tal me traía tristes y nefastos recuerdos... Y bueno, el "compañero" me borró de su cuenta... por ahora puro tonterías, espero.
Intentado entender un poco más esta realidad binaria actual en Argentina, éste análisis de
Maristella Svampa es hasta ahora el más lúcido que encontré al repecto. Habrá otros, supongo.
Lo posteo aquí, marcando en negrita los párrafos que me parecieron más que relevantes.
Hechos, interpretaciones y apropiaciones
Por Maristella Svampa*
Foto: Agencia DyN (agregada por mí)
La marcha del 8N puede ser vista desde dos niveles diferentes de significación: desde el punto de vista de los hechos, y desde las interpretaciones y apropiaciones.
En primer lugar por su masividad, en todo el país, la marcha fue un hecho de trascendencia política indiscutible, que movilizó amplios sectores medios, con una importante presencia de jóvenes. A diferencia de la primera, que sorprendió a propios y extraños, ésta fue más meditada, con lo cual hubo pocas consignas incómodas. Asimismo, éstas se concentraron en aspectos más institucionalistas: los carteles más repetidos rechazaban la re-reelección y la corrupción, y demandaban Justicia independiente. También estaba presente el reclamo de seguridad.
Pero no había cánticos generales, y a falta de ellos el himno y las marchas patrióticas aprendidas en la escuela funcionaron como eventuales aglutinantes en los momentos de mayor efervescencia. El 2001 parece estar lejos, ciertamente, aunque también el 2008. Pero
la marcha insiste en colocar en el tapete la búsqueda de la representación política perdida, y marca una crítica muy clara a la lectura que el Gobierno nacional hizo del 54% de los votos obtenidos el pasado diciembre, confundiendo legitimidad electoral con licencia social.