Qué es IIRSA (3)

Aves de corral
El pollo, el pato, el pavo, el faisán, la codorniz y la perdiz fueron convocados y viajaron hasta la cumbre.
El cocinero del rey les dio la bienvenida:
— Os he llamado –explicó– para que me digáis con qué salsa queréis ser comidos.
Una de las aves se atrevió a decir:
— Yo no quiero ser comida de ninguna manera.
Y el cocinero puso las cosas en su lugar:
— Eso está fuera de la cuestión.

Eduardo Galeano, La comunidad internacional (*)

Como asevera Ana Esther Ceceña, el centro del poder no se ha desatendido en ningún momento de Nuestra América. Reitero aquí la definición dada en su texto:
La integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, IIRSA, es el proyecto más ambicioso de ordenamiento del territorio que se haya desarrollado en el mundo. Mediante el trazado de rutas multimodales (hidrovías, carreteras, vías ferroviarias) la enorme masa territorial de América del Sur pretende ser refuncionalizada de acuerdo con las exigencias de un mercado mundial ávido de recursos.
En el capítulo dedicado a Suramérica, dicen los autores:
La iniciativa de Integración de la Infraestructura Regional de Sudamérica (IIRSA), que parece estar diseñando nuevas fronteras internas para el Sur del Continente, se anuncia públicamente en agosto-septiembre de 2000 en una reunión auspiciada por Fernando Henrique Cardoso en Brasilia, con la presencia de los representantes del Banco  Interamericano de Desarrollo (BID).
El BID fue creado en 1959 para apoyar el desarrollo económico y social de América Latina y el Caribe, justo cuando la revolución cubana empezaba a abrir nuevos cauces. En 1961 se lanza la Alianza para el Progreso (ALPRO), iniciativa contrainsurgente que intentaba impedir otra experiencia como la de Cuba, junto con la siniestra USAID como su brazo operativo, con un objetivo similar al del BID pero con dos líneas de fi nanciamiento: la del desarrollo económico y social y la militar. Hoy ya no se habla de la ALPRO sino del ALCA, el PPP y la IIRSA, pero la USAID y el BID siguen funcionando y, en términos generales, el marco sigue siendo el mismo, aunque los objetivos específi cos y las modalidades operativas son otros.
Megaproyecto de enormes implicaciones, el IIRSA pretende “…construir un nuevo paradigma para el desarrollo de la infraestructura regional, sustentado sobre los requerimientos de la demanda…” (Fonplata, 2007. Cursivas nuestras), logrando posicionarse ágilmente en los mercados europeos y los del Asia Pacífi co, y en los dos fl ancos territoriales de la economía estadounidense.

En la entrevista que postié aquí, A. E. Ceceña explica los deslizamientos que se han dado respecto de tres ejes de la dominación: el militar, el jurídico, el económico. Resumo:
  • Aumento de militarización directa - Bases militares de nuevo tipo - Ejercicios militares (meterse en las comunidades) ejercicios navales con acorazados (son verdaderas bases) Patrullan el continente. Secuencia durante todo el año.
  • Mecanismo a través de Normas jurídicas homogénea en cuestiones penales (criminalización de la protesta - criminalización de la población, todos sospechosos, culpables hasta que se demuestre lo contrario) Esto permite, al ser leyes equivalentes, y EE.UU. es el guardían antiterrorista, que los problemas se consideren de seguridad hemisférica. Cuerpos de seguridad de EE.UU.
  • Mecanismos de dominación económica: en la cual, los últimos años ha habido un desplazamiento: de los tratados de libre comercio a megaproyectos de reordenamiento territorial, es decir de reinstalación, de reestructuración de fronteras, establecimiento de nuevas geografías continentales. Hay dos grandes proyectos: PPP e IIRSA, ambos lanzados por presidentes latinoamericanos (Brasil y México) , y en conjunto una red que redefine los usos del territorio, las lógicas espaciales del continenete, desde México hasta el extremo Sur; y trazan el continente una serie de líneas que van en el PPP, de Panamá hacia el Norte, y en el caso de América del Sur del centro hacia afuera, y ahí tiene una línea que abre el corazón que baja desde la Amazonia hasta el Rïo de La Plata.
Se lanzan como proyectos económicos, con muchas posibilidades de negocio en la que se enganchan los empresarios locales, pues hay que construir carreteras, líneas de ferrocarril, hay proyectos de explotación de soja, madera, minería... y hace que los locales sean inmediatamente cómplices de un proyecto, que si lo ves desde la altura, visto desde el satélite, es un proyecto estratégico de la mayor envergadura para reordenar el continente.


En términos más generales, a fin de ir ordenando y entendiendo de qué se trata, en un texto ya citado antes, dice Edgardo Lander:


El principal proyecto estratégico del gobierno de Estados Unidos hacia el continente americano en su conjunto durante los últimos diez años ha sido el ALCA ... Mediante este acuerdo de alcance continental, Estados Unidos y sus empresas han buscado consolidar, profundizar y hacer irreversibles las políticas de ajuste estructural de las últimas décadas, pretendiendo establecer de una vez por todas la prioridad absoluta de los derechos del capital sobre los derechos de la gente. Mediante la constitucionalización del orden neoliberal en un pacto supranacional  de obligatorio cumplimiento, se aspira a acotar drásticamente los ámbitos de la soberanía y del ejercicio de la democracia y la regulación social, concebidas todas como trabas  ilegítimas al pleno y libre despliegue y movimiento del capital.

La extraordinaria disparidad entre las partes de estas negociaciones, queda ilustrada en el contenido,  por ejemplo, de los capítulos sobre propiedad intelectual y agricultura del TLC andino...  Estados Unidos ha exigido el patentamiento de plantas y animales (¡definidos como inventos!), así como de procedimientos diagnósticos, terapéuticos y quirúrgicos.

¿Constituyen hoy el MERCOSUR o la Comunidad Andina de Naciones (CAN) alternativas a este modelo de integración y desarrollo? La integración no puede pensarse como algo diferente a los proyectos nacionales, diferente a las sociedades que se prefiguran al interior de cada Estado-nación. Los proyectos de integración del continente dependen de los procesos políticos, de las estructuras productivas, de las correlaciones de fuerza existentes tanto global y regionalmente como al interior de cada uno de los países participantes.

Los actuales proyectos y prácticas de integración en América Latina se dan con estructuras productivas y condiciones políticas e ideológicas muy diferentes a las existentes cuando se debatía la integración latinoamericana en los sesenta y setenta. Como resultado de las dictaduras militares y de la aplicación sistemática de las políticas neoliberales de ajuste estructural, estas sociedades han cambiado profundamente tanto en su estructura productiva como en su tejido social. Como consecuencia de la represión, la desindustrialización y las reformas laborales, el movimiento sindical se encuentra extraordinariamente reducido y debilitado, y la mayor parte de los nuevos empleos se crean en el llamado sector informal. El peso de empresarios cuya producción se orientaba prioritariamente al mercado interno ha igualmente declinado. La propiedad de la tierra se encuentra aún más concentrada que hace tres décadas. Los sectores más dinámicos de las economías del continente –los que tienen igualmente hoy mayor incidencia política, mayor capacidad de tener impacto sobre las políticas públicas– son los sectores triunfantes de estas transformaciones económicas. Son principalmente los grupos financieros, los de los servicios –como las telecomunicaciones– y los exportadores de productos primarios: en el caso del Cono Sur, principalmente el sector agroindustrial.  Estos sectores están controlados o asociados estrechamente con el capital transnacional, sus beneficios dependen de la apertura económica, de la desregulación, de las privatizaciones y del acceso a los mercados internacionales. Constituyen las fuerzas dinámicas internas detrás de las políticas del libre comercio.

(el resaltado es mío)
...
El sentido común neoliberal hoy hegemónico, y los intereses de estos sectores que resultaron beneficiados con las transformaciones políticas y con la estructura económica producidas en las últimas tres décadas, condicionan las orientaciones básicas de los proyectos de integración que hoy operan y se negocian en todo el continente. Es posible constatar incluso que la razón fundamental por la cual los gobiernos de Brasil y Argentina pusieron una resistencia tan firme al ALCA tuvo que ver principalmente con el hecho de que los beneficios que esperaban estos sectores no estaban siendo garantizados suficientemente en la negociación. No se trata de desconocer que estos gobiernos no han tenido posiciones únicas y que han existido tensiones entre visiones más orientadas hacia el libre comercio y visiones que reivindican mayor autonomía para el impulso de políticas públicas nacionales. Sin embargo, y más allá de los discursos, fue precisamente el hecho de que el ALCA no garantizaba  un mayor acceso de los productos de la agroindustria del MERCOSUR al mercado de Estados Unidos, y  que el gobierno de dicho país no estaba dispuesto a siquiera considerar la reducción de los subsidios  a su producción agrícola, la verdadera razón por la cual se trancaron las negociaciones del ALCA.
(el resaltado es mío)
...
... ¿Qué sentido tiene destacar la importancia de la preservación del medio ambiente y la promoción del desarrollo sostenible si –como es evidente por ejemplo en el caso de Brasil– las actuales políticas de prioridad de las exportaciones primarias orientadas a generar un excedente en la balanza comercial para pagar la deuda externa requieren una sobreexplotación depredadora y no sostenible de los recursos naturales? ¿Qué tipo de infraestructura va a acompañar este proceso de integración? ¿Continuará la prioridad en la inversión en infraestructura orientada a facilitar las exportaciones y consolidar el modelo de crecimiento hacia afuera, la economía de puertos? ¿Pondrá esta infraestructura a la Amazonía y sus recursos a la disposición de las empresas transnacionales? (6).  ¿Podrá por el contrario dársele prioridad a las exigencias de un desarrollo endógeno, de ampliación de los mercados internos continentales y de la efectiva integración de los pueblos? ¿Será posible avanzar en la dirección de un modelo alternativo de integración cuando se está incorporando a la Comunidad Sudamericana de Naciones, en forma acrítica, la base jurídica y normativa que el MERCOSUR y la Comunidad Andina de Naciones fueron armando durante los lustros recientes de hegemonía neoliberal?
(el resaltado es mío)

(6) Decisiones fundamentales para el futuro de Sudamérica, con consecuencias a largo plazo para los modelos productivos y de integración continental (energía, transporte, telecomunicaciones), están siendo tomadas, en lo fundamental, al margen del debate público, en el contexto del IIRSA, Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Sudamericana, que tiene su origen en la Primera Cumbre de Presidentes de América del Sur celebrada en Brasilia en el año 2000, y que agrupa a los mismos 12 países que han acordado la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones. Está previsto que sus proyectos sean financiados por los gobiernos, el sector privado e instituciones financieras multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Corporación Andina de Fomento (CAF), el Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA) y el Banco Mundial. El discurso de Enrique Iglesias en dicha cumbre  presidencial debe servir de llamado de alerta respecto al tipo de proyecto de infraestructura al cual estos organismos financieros le otorgarán prioridad. La concepción de la integración que defiende el BID aparece sintetizada en los siguientes términos: “La integración regional es siempre una tarea desafiante, y los primeros esfuerzos de América Latina y el Caribe en los años de posguerra encontraron obstáculos muy importantes. Afortunadamente, algunos de estos obstáculos tradicionales han sido sustancialmente superados en años más recientes. El proceso de reforma de las estructuras económicas en los países de América Latina y el Caribe, que el Banco viene apoyando activamente, ha hecho que nuestras economías sean más receptivas a la integración regional, a partir de condiciones macroeconómicas más estables, la apertura unilateral de nuestras economías, la reducción de la intervención directa estatal en los mercados y un ambiente más favorable a la iniciativa privada”.  En [http://www.caf.com/view/index.asp?ms=8&pageMs=10180]                

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(*) En Fábulas, Semanario Brecha, 2005


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