Pero no sólo llamó al debate, también puso a disposición el texto, un texto bastante exhaustivo de la propuesta, como para que en lo posible todos estemos al tanto de qué se trata.
Personalmente me parece muy poco o nada importante si esto tracciona votos hacia un lado u otro, ni los entredichos y no dichos o malosdichos entre gobierno y oposición. Lo que realmente me interesa y me parece importante es que no se pierda de vista el "quid", que es por lo que vienen bregando y luchando desde hace muchos años, desde hace 25 años y quizás más, amplios sectores de la sociedad argentina: una ley de medios acorde con la democracia, sus principios, y los de los DD.HH.
Por eso llamo a quién quiera escuchar (o leer) a no defender el gesto sino las ideas, a no defender el quién o el cuándo, sino el qué, el cómo y el porqué: vale decir, el contenido. Y a debatir en favor o en contra en base a eso. Es por lo único, creo yo, vale la pena poner el cuerpo de ser necesario.
En una primera lectura, y a grandes rasgos, estos serían, resumidos, los puntos más relevantes a mi entender, de la propuesta de ley:
El 33% del espectro estará reservado (con carácter inderogable) a personas jurídicas sin fines de lucro.
El 70% de la producción deberá ser nacional en radios, y el 60% en TV. Cuota de pantalla al cine nacional.
Régimen abierto a Cooperativas.
Se restringen a 10 las licencias de servicios abiertos y así mismo, se restringe a 10 años la duración de las mismas, con posibilidad de una prórroga de otos 10 años, Audiencia Pública mediante. También el uso de las nuevas teconológías quedaría supeditado a Audiencia Pública.
Regulación de los servicios por un órgano colegiado integrado por miembros de la Legislatura Nacional, de la 2a y 3a minoría, más representantes del PEN y un Consejo multisectorial y participativo (miembros de Universidades, de Asociaciones sin fines de lucro, etc.)
La participación del Congreso en la conformación y control de la Autoridad de Aplicación y la elección de las autoridades de los medios públicos. Y creación de una comisión bicameral de seguimiento.
Asignacion de frecuencia al Estado Nacional, a los Provinciales, a la Ciudad Autónoma de Bs. As., y a los municipios.
Regularización de los medios comunitarios.
Se exigirá una carpeta de acceso público donde figure toda la información relevante del licenciatario
No se permitirá la deducción del impuesto a las ganancias de lo invertido en publicidad en el extranjero.
Se regularán las señales de TV pagas, sus cuotas de publicidad, y se establecerá una tarifa social al servicio.
Y aquí acerco el texto completo de la propuesta y el proyecto, que pueden descargar o leer en línea:
PROPUESTA DE PROYECTO DE LEY SERVICIOS DE COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
Entre los días 2 y 6 de marzo sesionó en La Habana, Cuba, el XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, en el cuál participaron en el Palacio de las Convenciones cerca de 1.500 especialistas de diferentes orientaciones, que deliberaron y aportaron más de 250 ponencias procedentes de 52 países y de 27 Organismos Internacionales y Regionales. También tomaron parte en el encuentro los presidentes de Honduras J. M. Zelaya Rosales, de República Dominicana Leonel Fernández, los Premio Nobel de Economía de 1999 Robert Mundell, de 2003 Robert Engle y de 2007 Edmund Phelps, entre otros participantes destacados.
El quinto día del cónclave, los participantes acordaron enviar un mensaje al presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Dr. Miguel D´Escoto en respaldo a la idea de que ese organismo "es el foro único y legítimo" para el análisis y la búsqueda de soluciones a la actual crisis global.
Texto integro del mensaje de los Economistas al presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas, Dr. Miguel D´Escoto
"Teniendo en cuenta el complejo contexto internacional actual, se requiere de un análisis profundo y riguroso de la crisis y su impacto en el sector financiero y en la economía real. Su carácter global, hace imprescindible el rediseño del orden económico internacional y la reestructuración de su arquitectura financiera, considerando los intereses de toda la comunidad internacional. Reconociendo, que cientos de millones de personas en el mundo ya son victimas de la actual crisis y que es previsible el agravamiento de su situación, es preciso impedir que se impongan decisiones conciliadas en círculos selectos y cerrados, cuyas deliberaciones pueden ser, en todo caso, solo un referente más dentro de este gran debate. En este sentido, se advierte sobre el peligro que supone ante la magnitud de los desafíos, recetar políticas y mecanismos económicos y sociales, al margen de la mayoría de los gobiernos y los pueblos.
El proceso de análisis y búsqueda de soluciones que se impone, debe ser inclusivo y, en particular, deberá incorporar activamente y con plenos derechos al conjunto de los países subdesarrollados, sus gobiernos y los movimientos populares. Los participantes en el XI Encuentro Internacional de Economistas declaramos que las Naciones Unidas, es el foro único y legítimo para este empeño, por ello, la Conferencia de Alto Nivel, convocada por el Presidente de la Asamblea General Dr. Miguel D´Escoto, a celebrarse del 1ro al 4 de Junio próximo, es el escenario idóneo. Es allí donde deberá promoverse una salida progresiva de la crisis que contemple: la solución de los desequilibrios globales tanto de naciones industrializadas como de las denominadas economías emergentes; la reversión de la perversa distribución del ingreso a nivel internacional; la recuperación del papel del crédito en el fomento del desarrollo y la reestructuración de la institucionalidad comercial y financiera internacional en el marco de un rediseño del orden económico actual".
Dado en Ciudad de La Habana, Cuba, a los 6 días del mes de marzo del 2009.
Participantes en el XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo.
Noam Chomsky (n. 1928) estudió lingüística con enfoque en hebreo. Desde 1961 es profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) ocupó la cátedra Ferrari P. Ward de Lenguaje Moderno y Lingüística de 1966 a 1976.
Chomsky es autor de numerosos libros muy aclamados sobre las cuestiones de la lingüística, la filosofía y la política.
Puse la radio para enterarme de lo que pasaba y, obviamente, pensé que era una atrocidad espantosa. Reaccioné igual que la mayoría de la gente de todo el mundo. Una atrocidad espantosa pero, a menos que esté usted en Europa, Estados Unidos o Japón, supongo que todos sabemos que no era nada nuevo. De la misma manera han tratado las potencias imperialistas al resto del mundo durante cientos de años. Fue un acontecimiento histórico pero, desgraciadamente, no por la magnitud ni la naturaleza de la atrocidad sino por quiénes habían sido las víctimas. (Noam Chomsky, Poder y Terror, RBA Editores, 2003)
En base a una serie de entrevistas y conferencias se realizó el libro y a partir de él el siguiente video.
Tengo un catalejo allí la luna se ve, marte se hasta Plutón se ve pero el meñique del pie no se me ve Buena Fe, Catalejo
Respuestas de América Latina a la crisis mundial
Panorama en las vísperas
por Luis Bilbao
Opciones: todos los profundos cambios de orientación geopolítica verificados en América Latina en lo que va del siglo XXI estarán en juego en los próximos meses. Con el sistema financiero internacional desintegrado, las grandes potencias se aprestan a recomponerlo con cambios apenas cosméticos. Un “nuevo Bretton Woods”, lo llaman, para no dejar lugar a dudas.
El principal objetivo de Washington es impedir que China, Rusia e Irán, cada una con su área de influencia, así como América Latina y el Caribe, constituyan subsistemas autónomos, por fuera de la hegemonía y el control estadounidense.
Suramérica participará próximamente en dos reuniones clave en las que se librará esa batalla: el G-20 en Londres el 2 de abril y la Cumbre de las Américas en Puerto España dos semanas después. Sólo Brasil y Argentina estarán presentes en el primer encuentro, definitivo para el rediseño global. En las páginas siguientes quedan reflejadas la situación y las políticas aplicadas hasta ahora en ocho países de la región.
La disciplina rebautizada Economía durante el siglo XX se ha revelado en los últimos meses como la más formidable estafa en la historia de las ideas. Cuando en los albores del pensamiento en la antigua Grecia los teóricos de entonces imaginaron la Tierra como un plano apoyado sobre elefantes, daban prueba de mayor rigor y honestidad intelectual que los economistas de hoy al servicio del capital. Día tras día, los cuadros formados en esa materia en las más renombradas universidades del primer mundo se muestran perplejos y admiten su incapacidad para definir la naturaleza y los alcances del cataclismo económico universal.
Pero si los economistas están a la espera de los acontecimientos para formarse opinión, los políticos no: aun sin saber exactamente qué tienen bajo los pies, han delineado y aplican sistemáticamente un plan en función de los intereses de los núcleos mayores de concentración de riqueza en el mundo.
Ese desdoblamiento entre economistas y políticos expresa el desgarramiento del saber formalizado por Adam Smith en el siglo XVIII, denominado entonces Economía Política. Una ciencia es un medio para descubrir la verdad en el área que investiga. Por eso, ya a mediados del siglo XIX los defensores del sistema capitalista debían apresurar un viraje que neutralizara la Economía Política para convertirla, quitándole el apellido, en un instrumento para encubrir la verdad y defender por los medios que fuere la sociedad de la explotación, la injusticia y la destrucción de valores humanos y materiales.
Tomando en cuenta estos antecedentes se comprende mejor el significado del encuentro del G-20 el 2 de abril próximo en Londres y la Vª Cumbre de las Américas desde el 17 al 19 del mismo mes en Puerto España, Trinidad y Tobago. Sin respuestas de los economistas, los representantes políticos del gran capital internacional no han logrado detener la caída en tirabuzón, no pueden determinar con precisión la etiología y la dinámica de la crisis ni tienen aún diagnóstico y pronóstico seguros. Pero entienden lo que para ellos es fundamental y, trazados los lineamientos estratégicos, están llevándolos a la práctica.
Desde su perspectiva, afrontar el colapso mundial requiere ante todo obturar cualquier respuesta por fuera del sistema capitalista. E impedir incluso que las economías menores busquen formas de autonomía relativa, evitando que de los escombros del sistema financiero internacional surjan mecanismos regionales no sujetos al centro imperial. Por eso el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz (y otras luminarias de ocasión, algunas con ropajes progresistas), claman por la necesidad de “un nuevo Bretton Woods”, es decir, la reparación, con algún cambio cosmético, del mecanismo planetario bajo hegemonía y control de los centros imperialistas de la economía mundial. Paralelamente, los estrategas de Washington y Bruselas tienen clara la necesidad de impedir la aparición de un centro político en condiciones de polarizar la voluntad de cientos de millones de seres humanos amenazados por el terremoto social, registrado incluso por los sismógrafos menos sensibles.
Una vez obtenidas esas precondiciones, claro, entonces sí serán útiles los economistas. Las técnicas y nociones impartidas en las altas casas de estudio servirán para cuantificar y proyectar el costo que la humanidad deberá pagar para rescatar al capitalismo. Piénsese sólo que desde octubre a la fecha el colapso bursátil ha volatilizado una riqueza equivalente al PBI anual sumado de Estados Unidos y la Unión Europea, para medir cuántas horas de trabajo, cuántas esperanzas, cuánto sufrimiento humano se esfumó en esta primera fase de la crisis capitalista. A partir de allí se podrá intuir cuánto falta por venir y qué costos humanos requiere el salvataje del sistema.
A mediados de febrero Dominique Strauss Kahn, titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), admitió que “hay una posibilidad real de que en las próximas semanas o meses algunos países, particularmente los emergentes, necesiten algún tipo de ayuda” y auguró “una segunda vuelta” de la crisis financiera. No estaba pronosticando: innumerables Bancos, encabezados por el Citi y el Bank of América, respectivamente el más grande del mundo y de Estados Unidos, ambos quebrados, aguardan la decisión que enviará a muchos al abismo y salvará unos pocos nacionalizándolos. Paralelamente, después de que Islandia e Irlanda, los modelos súper exitosos de los últimos tiempos, debieran ser rescatados de una caída en barrena, los índices económicos de España, Grecia y Portugal anunciaban que la onda expansiva no se detuvo. Peor aún, comenzó a revelarse otra de las más extraordinarias mentiras de la historia: la supuesta afirmación de los países integrantes del ex Pacto de Varsovia como prósperas economías capitalistas. La otra cara de aquel momento de euforia muestra la caída en dominó de Ucrania, Rumania, Hungría, Croacia, Serbia, Lituania, Letonia y Estonia, a cuyo rescate deben correr las autoridades de la Unión Europea, dado que incluso eludiendo lo obvio: que detrás de esos países se agiganta el peligro de un desplome de la economía rusa, los efectos de esta crisis en cadena sencillamente devastarían al viejo continente. “Hace 20 años que Europa se unió. ¡Qué tragedia sería dejarla dividirse nuevamente!”, reflexionó el presidente del Banco Mundial Robert Zoellick, un estadounidense muy conocido por sus trapisondas en América Latina. Sí: qué tragedia… Las novelas de Erich María Remarque en las que el célebre autor alemán pintó el sufrimiento de cientos de miles de personas (buena parte de ellas de origen judío) lanzadas a la nada entre la primera y la segunda guerras mundiales, vagando constantemente de Este a Oeste y viceversa, sin documentos, sin poder afincarse en ningún país, con toda la inmensa desdicha que describen, apenas si permiten intuir la pesadilla de millones de habitantes del Este y Centro europeos arrojados a la emigración por el colapso de sus economías, intentando cruzar las fronteras para hallar un mendrugo en el Oeste.
El diagnóstico negativo no se limita a los países más pobres de Europa, convencidos en los últimos años de que habían llegado al cielo capitalista. Véase la descripción insospechable del decano de la prensa económica conservadora en el mundo, The Economist, en su edición del 19 de febrero: “En Alemania las órdenes de máquinas y herramientas en diciembre último estuvieron un 40% por debajo del año anterior. En China quebró la mitad de las nueve mil fábricas para la exportación de juguetes. Los embarques en Taiwán de computadoras notebooks cayeron un tercio en enero. El número de autos ensamblados en Estados Unidos estuvo un 60% por debajo de enero de 2008. La producción industrial cayó en los últimos tres meses en 3,6% y 4,4% respectivamente en Estados Unidos y Gran Bretaña (equivalente a una caída anual del 13,8% y 16,4%) (…) Pero el colapso es mucho peor en países más dependientes de exportaciones manufactureras (…) La producción industrial alemana cayó el 6,8% en el último trimestre de 2008; la de Taiwan 21,7%; Japón 12% (…) La industria está colapsando en Europa del Este, así como en Brasil, Malasia y Turquía. Miles de fábricas están siendo abandonadas en el Sur de China. Sus trabajadores fueron a sus domicilios de origen para celebrar el nuevo año en enero. Millones no volvieron nunca”.
Nada mejor se vislumbra en Estados Unidos. “La economía perdió 3,6 millones de puestos de trabajo desde que la recesión comenzó en diciembre de 2007 –afirma The Wall Street Journal el 7 de febrero– la mitad de los cuales se perdió en los últimos tres meses. En enero la suma fue de 598 mil”. Esto ocurrió pese a la inyección de sumas imposibles de concebir, a las que se sumó en febrero el “paquete de estímulos” de 787 mil millones de dólares exigido por Barack Hussein Obama al Congreso y durante cuyo tratamiento quedó a las claras la fractura de la burguesía imperialista al debatir la repuesta a la crisis. Este último salvavidas será insuficiente, según todas las estimaciones, no obstante lo cual, combinado con una baja de impuestos apuntada a aumentar el consumo, llevará a cifras descontroladas el déficit fiscal del presupuesto proyectado para 2010, muy por sobre los 1,75 millones de millones de 2009. Se acelera así la vaporización de todo respaldo real para el dólar, en el mismo momento en que el euro amenaza con desaparecer devorado por las crecientes fracturas en la Unión Europea.
Mientras tanto, la nacionalización de bancos llevó al semanario Newsweek a condenar desde la portada lo que entiende como la marcha de Estados Unidos al socialismo. Sólo que en los países imperialistas el “fortalecimiento del Estado” no supone un paso progresista sino, todo lo contrario, un peligroso deslizamiento en dirección al fascismo.
Es en este marco que se realizará la Cumbre de las Américas. El borrador de la declaración final, ya puesto a consideración de los 34 jefes de Estado (todos menos Cuba, vetada por Washington de estos encuentros), tiene un título curioso: “Asegurar el futuro de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la energía y la sustentabilidad ambiental”. Cuando los burócratas de la OEA lo redactaron no estaban advertidos de que semejante encabezamiento sonaría a sarcasmo cruel. Luego no tuvieron la perspicacia para cambiarlo. Todo el empeño estuvo centrado en realizarlo en un lugar donde no fuera posible hacer algo semejante a lo ocurrido en la edición anterior, en Mar del Plata, cuando Hugo Chávez presidió un acto de masas con el carácter de contracumbre, donde anunció que a pocos metros había sido muerto y sepultado el Alca.
El anteproyecto recorre todos los lugares comunes reiterados ritualmente en cada encuentro cimero. Y tiene el mismo nulo valor de los anteriores. Al margen de la declaración, la gran pregunta es cómo actuará Unasur en ese escenario: ¿se alineará con la perspectiva estratégica propuesta por el Alba o condonará las resoluciones que dos semanas antes habrá tomado el G-20 en Londres?
Allí cobra todo su negativo significado el hecho de que a la capital británica acudan Brasil y Argentina. Su incorporación, en aparente igualdad de condiciones, al cónclave donde los grandes resolverán la estrategia frente al colapso mundial del capitalismo, se explica precisamente por la necesidad de evitar que América Latina resuelva su propia respuesta.
En el encuentro realizado en Washington en noviembre pasado no se oyó una propuesta de Brasilia y Buenos Aires. Si acaso emitieron un sonido, no traspasó los muros del recinto donde sesionaron. Ni se oyó luego, cuando los mandatarios regresaron a sus países. Al correr la última semana de febrero no hay un solo signo de que las dos economías mayores de Suramérica enarbolen un programa común. Unasur no ha sido llamada a reunión a tal efecto. Por el contrario, Brasil recibió en los últimos meses ayuda del FMI para sortear la amenaza de quiebra en cadena de sus principales Bancos; en Buenos Aires, que dos años atrás pagó al contado la totalidad de la deuda con este organismo, con el argumento de que así se liberaría del yugo, hay voces oficiales que adelantan la necesidad de seguir el mismo camino de Brasil.
Un hecho presumiblemente casual pone una nota aguda para la participación argentina en esa reunión: el 2 de abril es el aniversario del malhadado intento de recuperar las islas Malvinas, en 1982, culminado como se sabe con una ignominiosa derrota. La gesta y su saldo de tantos jóvenes muertos pesa de manera silenciosa en la sociedad argentina. Numerosas organizaciones políticas y sociales han iniciado un movimiento que pretende representar esos sentimientos y lograr que la presidente Cristina Fernández no concurra a Londres.
El encuadramiento de Brasil y Argentina en el programa de las grandes potencias frente a la crisis significaría un revés para el proceso de convergencia suramericana, pero sobre todo el ingreso a un callejón sin salida para ambos países. La interpretación según la cual con el cambio de presidente y la aplicación de un plan keynesiano Estados Unidos gira hasta colocarse en el mismo rumbo de marcha de gobiernos del Sur considerados progresistas, es un error de inabarcables proporciones. No sólo porque asimila de manera superficial al teórico imperialista.
También y sobre todo porque desconoce dos diferencias cruciales: el cuadro de situación incomparable al que le dio respuesta y la distancia entre una economía dominante y otras subordinadas.
La opción consiste, ni más ni menos, en servir como fuente de recursos para la contraofensiva económica del Norte o en la utilización de esos recursos para una estrategia propia, común a toda la región, de complementariedad, solidaridad y respaldo mutuo. Ya llega la devastadora onda expansiva del estallido de las economías capitalistas centrales. América Latina y el Caribe están en las vísperas de una batalla histórica.